Opinión
Por Lenny Estrella
Periodista y Estudiante de Psicología
Seguramente hemos escuchado hablar de esta frase, pero a lo menor no la analizamos ni le prestamos la debida atención. Lo que pasa es que nos caracterizamos por ser personas muy confiadas, que no pensamos en que los demás pueden hacernos daño o que pueden tener “dos caras”.
Lamentablemente estamos viviendo en un tiempo donde cada quien piensa sólo en sí mismo, sembrando una cultura de egoísmo y envidia, que no acepta en su corazón que su amiga o amigo, vecino o persona relacionada prospere en lo personal o profesional.
Uno de los problemas, en ese sentido, es que desde pequeño se nos inculca que debemos ser el mejor, se nos compara con un amiguito o un hermano, no se nos enseña a valorar las buenas cualidades de los demás, haciendo esto que no aceptemos el triunfo ajeno.
Es por eso que cuando tengamos un problema que nos agobia o una situación difícil que resolver, tenemos que saber a quién vamos a acudir en busca de un consejo o de ayuda, porque a veces confiamos en una persona que por dentro se está alegrando de tu mal y en vez de ayudarte, te puede desayudar.
Muchas veces es mejor confiar en ti mismo y en tu instinto interior, porque tú mismo no te vas a fallar, que creer en otra persona aunque pienses que la conoces bien. Es que en la confianza está el peligro, y uno sólo ve apariencias y no ve lo que piensa internamente esa persona.
Claro, no todo el mundo es igual y no podemos pensar que todas las personas nos van a traicionar o que no son confiables, pero la idea es que debemos saber bien en quién vamos a buscar apoyo emocional, sugerencia o simplemente en quien depositamos nuestra confianza, porque como dije: ¡Ojos Vemos, pero Corazones no Sabemos!.
Por Lenny Estrella
Periodista y Estudiante de Psicología
Seguramente hemos escuchado hablar de esta frase, pero a lo menor no la analizamos ni le prestamos la debida atención. Lo que pasa es que nos caracterizamos por ser personas muy confiadas, que no pensamos en que los demás pueden hacernos daño o que pueden tener “dos caras”.
Lamentablemente estamos viviendo en un tiempo donde cada quien piensa sólo en sí mismo, sembrando una cultura de egoísmo y envidia, que no acepta en su corazón que su amiga o amigo, vecino o persona relacionada prospere en lo personal o profesional.
Uno de los problemas, en ese sentido, es que desde pequeño se nos inculca que debemos ser el mejor, se nos compara con un amiguito o un hermano, no se nos enseña a valorar las buenas cualidades de los demás, haciendo esto que no aceptemos el triunfo ajeno.
Es por eso que cuando tengamos un problema que nos agobia o una situación difícil que resolver, tenemos que saber a quién vamos a acudir en busca de un consejo o de ayuda, porque a veces confiamos en una persona que por dentro se está alegrando de tu mal y en vez de ayudarte, te puede desayudar.
Muchas veces es mejor confiar en ti mismo y en tu instinto interior, porque tú mismo no te vas a fallar, que creer en otra persona aunque pienses que la conoces bien. Es que en la confianza está el peligro, y uno sólo ve apariencias y no ve lo que piensa internamente esa persona.
Claro, no todo el mundo es igual y no podemos pensar que todas las personas nos van a traicionar o que no son confiables, pero la idea es que debemos saber bien en quién vamos a buscar apoyo emocional, sugerencia o simplemente en quien depositamos nuestra confianza, porque como dije: ¡Ojos Vemos, pero Corazones no Sabemos!.
1 comentario:
LENNY PARA QUIEN FUE ESE TABLAZO . LA PSICOLOGIA TUYA ESTA FUERTE.
VALENTIN
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